Posibilidades

La primavera ha llegado. Los brotes se están abriendo. Las flores florecen, los árboles se vuelven más verdes y el sol muestra su poder de transformar la tierra de un lugar gris y desolado a un escenario bullicioso y brillante. Hay una promesa en el aire. Promesa de coloridas flores y calidez, promesa de nadar en el océano y guardar los jerséis y bufandas en los cajones menos usados del armario. Con este fresco aroma en el aire uno tiene la sensación de que se abren posibilidades.

Para mí, las posibilidades siempre representan sentimientos contradictorios. Una sensación de libertad, así como la sensación de tener que decidir sobre algo. Pero también de tener demasiadas opciones y esto hace que me confunda.

Solía ​​decir que si hubiese tenido la opción de elegir cuatro cosas para estudiar, no me hubiese sido difícil tomar esa decisión. Pero tener la posibilidad de estudiar prácticamente cualquier cosa, me hacía dudar constantemente de mis opciones.

No quiero decir que no sea maravilloso que tengamos todas estas opciones y libertades hoy en día, pero a veces menos es más y demasiado realmente puede ser demasiado.
A eso se parece la primavera a veces, con demasiada frecuencia incluso. Es casi como si no pudiera contener toda la emoción que burbujea dentro y alrededor de mí.

Me imagino que, llegados a este punto, muchos de vosotros estáis frunciendo el ceño ante mis palabras. Casi todas las personas que conozco muestran un punto de locura en esta época del año. Y, por supuesto, también me encanta que salga el sol y que las flores florezcan, pero hay algo en la primavera que me agobia cada año, del mismo modo que las abundantes posibilidades de qué estudiar.

La primavera parece ir de la mano conmigo preguntándome a mí misma si todavía estoy en el camino correcto. Parece preguntarme si las elecciones que he hecho, han sido las que mi corazón quería. Casi como si la prodigalidad que viene con el florecimiento de un nuevo año me mostrase todo lo que es posible y, por lo tanto, me incitase a preguntar, o investigar dónde estoy y hacia dónde me dirijo.

No estoy segura de cómo es para ti, pero para alguien que no es una gran admiradora de los cambios, hacerme preguntas tan fundamentales va un poco en contra de mi intuición y resulta un poco desconcertante.

Por otro lado, estoy bastante segura de que este escrutinio tradicional y anual de mi status quo es beneficioso de alguna manera u otra, para, entre otras cosas, ser consciente de la libertad que tengo, en cualquier momento dado, para cambiar el curso de mi vida y también para verificar minuciosamente si estoy siguiendo mi vocación.

Ahora bien, cuando digo mi vocación, no estoy hablando necesariamente de una misión o trabajo para el que nací, es más una escucha atenta de la conmoción en mi núcleo. Con los ojos cerrados, con atención concentrada en mi vientre o área del corazón, o donde sea que sienta mi intuición más fuerte. Es como poner una oreja en una puerta con la intención de atrapar lo que se susurra en el otro lado.

A menudo es difícil captar ese susurro, pero con deliberación, atención y paciencia viene la claridad. Y por lo general, para mí, la primavera es el tiempo antes de la claridad. Cuando necesito alejarme de nuevo y ver el panorama general. Paso de continuar automáticamente con lo que estoy haciendo en mi vida a examinar mis opciones, conectarme con la libertad de elección que tengo, controlar dónde estoy AHORA, y luego… actuar en consecuencia.

Esto es la primavera para mí. Y, a pesar de que soy totalmente consciente de que esto es un lujo y uno es normalmente bastante indulgente consigo mismo, es la forma en que estoy hecho. Es la forma en que mi sistema reacciona ante el mundo preparándose para enfrentar otro espléndido y exuberante verano, para sacar todas las herramientas y dar todo lo que tengo. Hasta la próxima vez que vuelva a ser primavera.

Tener posibilidades, eso es ser rico. Y, sin embargo, a veces es una bendición y una maldición a la vez. Porque a veces, ser rico implica distraerse u olvidar las cosas simples, elementales y, sin embargo, importantes en la vida. Como detenerse, en medio de toda la euforia que la vida tiene para prestar atención al susurro silencioso de nuestros corazones.