Intenciones

El año nuevo ha comenzado y con él ha llegado también la tan anhelada lluvia, los días más cortos y un clima más frío. Es una época un poco más oscura, con días más cortos, tiempo de renovarse y recargar. El invierno ofrece un ritmo más lento que invita a que nos calmemos, a que esperemos menos de nosotros mismos y a que nos entreguemos al descanso y al aislamiento.

El principio de un nuevo año es también el momento en el que establecemos las intenciones para el año que tenemos por delante y, por lo tanto, representa también una hermosa oportunidad de tomarse un tiempo para reflexionar sobre cuál es realmente nuestra intención y cómo se diferencia de, por ejemplo, un deseo.

Un deseo puede surgir de un anhelo, un deseo que parece fuera de nuestro alcance, algo que creemos no poder hacer realidad, pero que igualmente anhelamos, entregándonos a la buena fortuna y a la voluntad de los dioses. Como una semilla que ofrecemos al viento para que pueda volar, con suerte aterrizar en un suelo que podrá nutrirla para enraizarse y hacerse realidad.

Podemos enviar muchos deseos cada año al viento, algunos lograrán florecer, otros viajarán por los aires durante un largo tiempo y otros nunca encontrarán un lugar donde crecer.

Una intención, en cambio, es una decisión activa de crear. Es muy específica y su poder radica en la claridad y la dirección. Para establecer una intención, uno ya debe saber que será capaz de lograrla, uno se compromete a hacer que ocurra.

Muchas de nuestras intenciones evolucionan en torno a crear mayor abundancia, auto cuidado y cosechar éxito en nuestras vidas. Entonces, para establecer una intención poderosa, debemos permitirnos sentir más amor propio, apreciarnos más y confiar en nuestras habilidades.

Podemos descubrir que ser generosos con nosotros mismos no es tarea fácil y que cuando pensamos en el éxito personal, nos pueden surgir dudas y preocupaciones. Sentimos un profundo miedo subyacente que nos preocupa y nos dice que en realidad no somos lo suficientemente buenos, no somos dignos, no hemos trabajado lo suficiente, no somos lo suficientemente inteligentes, somos demasiado insignificantes, etc.

Entonces, ¿cómo encontrar en uno mismo la aprobación para ser merecedor de recibir? ¿Dónde encontrar el coraje para pensar en grande y de forma abundante? ¿Dónde encontrar la libertad de invertir en nosotros mismos, en lo que nos hace felices?

A veces es bueno comenzar simplemente reconociendo lo que hemos logrado y aquello que hemos hecho bien. Tomarnos el tiempo para apreciar el año que acaba y echar un vistazo a todo lo que hemos ofrecido, cada acto de bondad, cada momento de generosidad, cada momento de libertad que nos hemos dado a nosotros mismos y también a los demás, cada momento de paz. Para reflexionar acerca de las dificultades a las que nos enfrentamos y permitirnos aprender de ellas, porque hemos hecho bien en admitir que hemos estado equivocados y hemos hecho bien en perdonar. A veces necesitamos un momento para admirar nuestra fuerza, nuestro coraje, nuestra flexibilidad, nuestra empatía, nuestra dedicación y nuestro compromiso.

En este proceso podemos encontrar la fuerza para llevarlo otro poco más lejos durante el año que comienza, ser un poco más atrevidos, permitirnos a nosotros mismos un poco más de libertad, un poco más de descanso, un poco más de éxito, un poco más de locura, tal vez.

Sabrás lo que es posible, reconocerás el poder de una intención e incluso de aquello que puede manifestarse más bien como un deseo que aún no ha encontrado su base para poder crecer, pero que en un futuro se puede convertir en una intención.

Permítete a ti mismo confiar en tu intuición, en tu instinto y comprométete con ello, sin dudarlo, y mantenlo a salvo de toda duda. Date el espacio para no dudar de ti mismo, para confiar en un sentimiento, en tus sentimientos.

A lo mejor este año tu intención será simple, puede resumirse en reconocerte a ti mismo y a tu poder para honrar tu verdad, un compromiso de no interponerse en tu camino.

Tratemos de permitirnos todo aquello de lo que nos hemos privado, irnos de vacaciones, comenzar a entrenar, invertir ese tiempo en ti, correr ese riesgo y merecerlo todo. Porque al hacerlo, lo merecemos todo.

¡Feliz y abundante 2018 a todos!