Conexión

Que tema tan importante a tratar.

De alguna manera, la conexión es vida. En la vida, todo está conectado, lo que hace imposible que la vida exista sin conexión.

Esto, por supuesto, es a nivel universal, existencial. A nivel mundano y humano tiene un tipo diferente de significado, aún así, es esencial. En un nivel muy profundo y básico, todo ser humano necesita y anhela la conexión. Comenzando con la necesidad de conexión en la infancia, simplemente para sobrevivir, sigue siendo la base necesaria para el desarrollo a nivel físico, mental, emocional y espiritual.

La paradoja y el enigma aquí es que, por otro lado, el anhelo de conexión es el miedo a perder la conexión, y es justamente con ese temor que hemos desarrollado “estrategias de supervivencia” para no perder la conexión, lo que termina siendo el obstáculo primordial para conexión. Espero no estar confundiéndoos mucho.

En los primeros años de la educación, nos convertimos en expertos en detectar el entorno en el que crecemos y lo que necesitamos para mantenernos conectados a él. Digamos que un niño se vuelve muy silencioso y discreto para no crear más estrés en una familia ya tensa. Otro niño puede llegar a ser extremadamente autosuficiente y competente para asumir parte de la responsabilidad que de lo contrario asumirían sus padres. Quizá otro niño sea amoroso y agradable para quitarle algo de sufrimiento a su madre. Todos estos comportamientos se forman a partir del intento de pertenecer, de no ser rechazado, de no perder la conexión.

Incluso el rebelde y el ermitaño desarrollan su estrategia de supervivencia a partir de un miedo inerte a la pérdida de conexión.

Ahora, el desarrollo de esta estrategia de afrontamiento es un mecanismo de supervivencia increíblemente inteligente e integrado, pero se vuelve obsoleto cuando nos hacemos mayores y podemos cuidar de nosotros mismos, convirtiéndonos en adultos independientes. El problema se convierte entonces en que las estrategias que se originaron de una necesidad para mantenernos en nuestra infancia, a menudo se convierten en las barricadas que ahora impiden que fluya el amor y la conexión.

Como el poeta persa Rumi dijo con tanta elocuencia: “Tu tarea no es buscar amor, sino buscar y encontrar toda la barrera que hayas construido contra él”.

Hoy en día, la fortaleza que una vez apoyó a mamá y papá no permite la vulnerabilidad. Hoy, hacernos invisibles para no ser una carga nos impide ser vistos por lo que somos. Hoy, complacer y dar excesivamente ignora nuestras propias necesidades y límites. Hoy los rebeldes luchan y el ermitaño aísla.
Y, sin embargo, todos anhelamos el amor y la conexión.

Pero es lo que conocemos. Estas conductas nos habían ayudado a sobrevivir, nos habían ayudado a encajar y sentirnos aceptados. Va en contra de nuestra intuición y es aterrador incluso cuestionarlos, y mucho menos cambiarlos, tantos años después. Y, sin embargo, algo en nosotros sabe que ciertos mecanismos ya no nos sirven. Que tenemos comportamientos y hábitos que nos lastiman a nosotros mismos y a los demás, que nos mantienen alejados del amor y la conexión.

Es cierto, hace falta coraje. Requiere salir de nuestra zona de confort, hacia lo desconocido. Significa arriesgar la seguridad y la protección para la vida y la conexión. Significa enfrentar el miedo a la pérdida de conexión. Significa ser atrevido. Significa confiar.

Significa aceptar todas las partes de nosotros mismos, sin garantías. Ese es el momento en que hay conexión.

Todos quieren tener conexión. La verdad es que todos necesitamos conexión para crecer y prosperar. En un nivel emocional y espiritual, la conexión es alimento para nuestra alma, así como la comida lo es para nuestro cuerpo.

La forma de conectar es comenzar a investigar qué muros hemos construido que mantienen la conexión fuera. ¿Dónde están los lugares en nosotros mismos que se han vuelto rígidos y asustados? Echa un vistazo por dónde entra el orgullo o los juicios que te convierten en una persona no receptiva. ¿Cuándo es que estás ejecutando comportamientos de auto-sabotaje?

El cambio comienza con la conciencia. La conciencia permite la elección. Hay que querer conectar para tener una conexión real.

Pregunta y atrévete. Te lo prometo, vale la pena.

Con amor,

Kanika Frings

Cofundadora de DIMA Mallorca – Centro para la vida consciente y asesoramiento holístico

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